Te busco y no se cómo encontrate... tan lejos y siempre has estado tan cerca, quizás el miedo, o el no saber que hacer, el mirarte y perderme en tus ojos, en esa mirada que me envolvía intensamente, saber que un día te perdí y no conocer el por qué. Cada frase, cada palabra, cada gesto de afecto hacía posible tal sentimiento; esos silencios escondían una verdad muy grande que a cada segundo, se iba haciendo notar.
Tan sólo el silencio se rompía cuando la sensación de deber volver a la realidad irrumpía irremediablemente en el tiempo. Creer estar construyendo algo, cuando todo se hacía sobre la base de la incertidumbre, del no saber que pasaría mañana pero con el deseo firme de que eso era aquello que añoraban los corazones.
Daba igual todo lo anterior, tener frente a frente una verdad tan clara, experimentar la paz tan intensamente sólo puede ser el AMOR, ese que se esconde pero que no calla por mucho que no lo escuches.
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