lunes, 28 de enero de 2013

Para mi verdad hecha mujer

 Era tal el silencio de nuestros labios, que en aquel preciso instante,
nuestras miradas se cruzaron fugaces, pero intensas
 ¡que al recordarlo me emociono!.

Pues ningún verso, ninguna letra, ¡nada puede describir ese momento!...
mi pensamiento en ti se hallaba,
de reojo, incesantes miradas nos prodigábamos, 
simultáneamente movíamos inquietas nuestras manos,
taciturnas nuestras cabezas, inmersas en el deseo de abrazarnos, 
besarnos, ¡culminar por fin este amor! que crece en nuestras almas, 
que nos arrastra, nos guía y nos une apasionadamente.

Más nunca he sentido amor, creía encontrarlo en simples desahogos, 
hasta que de repente, ¡como un rayo, como una luz, como un vendaval! 
¡arrasó mi corazón tu ser, tu esencia, tu ternura, tu todo!

Adorarte es poco, venerarte se acerca, 
tan sólo a ti quiero entregarme,
y así consumirnos, deshacernos, desgastarnos,
fundirnos, mi dulce delirio, tu y tan sólo tú.

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