Será la alondra mañanera quien nos despierte,
quien nos diga: "¡volved! de la pasión en la que estuvisteis sumidas",
pues las estrellas fueron testigo de aquello que nos dimos sin medida.
Era la luna con su luz quien embriagaba la melodía, que a lo lejos, sonaba...
¡sólo para ti! entre nosotras, rozando nuestras almas, buscando un rincón en cada corazón,
siendo una y a la vez serena, con fuerza pero ligera, leve aunque intensa si la tocas.
Espérame, no dejes baldío este atardecer, llénalo con tu risa, con tu voz, con tu belleza inigualable, con tu ser indescriptible.
Eres luz, eres aire, eres verdad, todo eso y mucho más, la musa que esperaba, la dulce rosa que anhela su rocío.
Te daré todo, pues con esto tan sólo te lo estoy contando.
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